Eso fue precisamente lo que me pasó en este cumpleaños número 36 (ok, I said that out loud!)
Como ustedes saben, en preparación de mi cumple hice una lista de regalos que quería que me regalasen. Y resulta que por primera vez desde que tengo uso de razón, no recibí ni uno solo de los regalos que pedí.
No les puedo negar que al principio sentí una ligera frustración porque, como buena jeva controladora, pero por sobre todo consentidísima por todos ustedes y especialmente por el Señor que está allá arriba cuidándonos, estoy acostumbrada a ser complacida. Pero luego de esa ligera frustración, me di cuenta (y valga la cuña para mis amigos Gestálticos) que los regalos que recibí ese día me llenaron e hicieron sentirme muy satisfecha y llena de emoción, fueron regalos de esos que te regocijan, que disfruté y aquí viene lo más importante, que continuaré disfrutando física, sensorial y memorialmente (esta palabra no existe en los términos en que la quiero usar pero la inventé yo!) por mucho tiempo.
El primero de esos regalos me lo dió mi Chino. Esa mañana cuando me acurruqué a su lado apenas sonó el despertador (durmió en mi cama!) abrió los ojitos requete dormido y me dijo “mami que tengas un buen día de cumpleaños” y acto seguido me dijo “mami cinco minutos más”. Le dije “OK mi Chinito, pensé que con tanto sueño no te ibas a acordar de mi cumple”, e inmediatamente con ojitos casi cerrados me dijo “ mami como no me voy a acordar de tu cumple?” me abrazo y se durmió otra vez”. Me dio tanta ternura… Y el segundo regalo también me lo dió el. Llegué a la oficina y me metí en la pagina Web de su clase y al abrirla estaba la foto divina que ven arriba con una leyenda que decía: “the star student of the week is José Gregorio Vergani!”. No se imaginan la emoción! Mi Chino pasó una temporada muy angustiante para todos por algunos problemas en el cole y esto me alegró ese día y todos los que le han seguido de una forma indescriptible. Eso seguido de su súper maestra que me envió el original a color de la foto que ahora adorna mi compu en la oficina, que rico! Esa sensación de felicidad, de orgullo, de logro y esa mirada en la foto eran sin duda lo que necesitaba como regalo.
Recibí también varios regalos materiales, todos divinos y encantadores! Uno de los que más me encantó fue una pulsera que me regaló una galla amiga mia, porque sé que es más despistada que nadie y logró ir a comprarlo y entregármelo el dia de mi cumple, that’s priceless!
El otro regalo material que me fascinó fue una especie de portarretrato para 12 fotos distintas para mi casa nueva que me regalo mi mamá, lo voy a llenar de caras sonreídas y divertidas de la gente a quien más quiero.
Por supuesto que el regalo material de mi Chino fue lo máximo: una fonducera en la que cocinaremos muchas cosas ricas y compartiremos en una mesa ratos de familia, de cuentos y de pelearnos por el queso tostadito del fondo.
Y de último, pero no menos importante, me regalaron una divina torta de parchita que ADORO desde que tengo uso de razón y que estaba más perfecta que nunca. Ustedes que me leen me conocen: los postres son MUY importantes en mi vida.
No faltaron por supuesto los regalos de rigor de la familia que se agradecen, el regalito inesperado que te roba sonrisas y las palabras de muchos que no se esperaban.
Por eso es que puedo afirmarles que, aunque no recibí los de la lista, recibí los regalos que necesitaba para reconfortar al alma y al espíritu, recibí regalos muy duraderos en cuanto a sus efectos.
Así que hoy, un par de días después, tengo el tiempo y la humildad para reconocer que 36 años después, todavía no me conozco como creía, todavía no logro identificar las cosas y regalos que necesito sino los que creo querer. Pero no me entristece ni me frustra, por el contrario me hace darme cuenta que hay camino por recorrer y vida por vivir!
P.D. todavía quiero el iPad!